Eduardo Ortega Socorro. Madrid
La oncología es un área de importancia creciente en el Sistema Nacional de Salud. Además, es uno de los campos en los que más innovación se realiza. Esta es, en parte, la razón por la que España es el segundo país con mayor cantidad de farmacéuticos hospitalarios especializados en oncología.
Irene Mangues, coordinadora del Grupo de trabajo de Farmacia Oncológica (Gedefo) de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), explica a Publicación de Farmacia Hospitalaria que este “campo en continua investigación” es de interés para los profesionales porque es “en el que más novedades hay", lo cual motiva que "estos medicamentos requieran un seguimiento especial”, labor para la que es imprescindible el farmacéutico hospitalario.
Irene Mangues.
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En este sentido, y para una mayor capacitación de los profesionales en el área oncológica, la SEFH lleva apostando desde 2002 por el Proyecto Becas BPS-BCOP, un curso preparatorio para la obtención de la acreditación en Farmacia Oncológica (BCOP, Board Certified Oncology Pharmacist) otorgada por el Board of Pharmaceutical Specialties americano (BPS). Con todo, Mangues recuerda que es imprescindible “la formación y el reciclaje continuo” para mantenerse al día en esta especialidad.
Controlar el gasto no es el objetivo principal
En oncología, la también jefa de Sección del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, en Lérida, advierte de que el papel del farmacéutico “no es únicamente el control de costes, ni tampoco es la primordial. Nos encargamos de la evaluación de nuevos medicamentos, de la atención farmacéutica, de individualizar tratamientos, etcétera”. En este sentido, señala que el farmacéutico está “integrado en los equipos clínicos", trabajando además en nuevas experiencias de integración.
Desde esta perspectiva, ¿notan los farmacéuticos hospitalarios los efectos de la crisis en el acceso a la innovación? “No hay ningún área terapéutica en la que no se note”, responde Mangues, que añade: “Puede haber cierto retraso, pero siempre se incorporan las innovaciones”. Además, indica que “hay mecanismos para valorar el uso de medicamentos en casos concretos, y las decisiones se toman en equipos multidisciplinares”.
En este sentido, en el de la evaluación de medicamentos, indica que hay que incidir en su valoración “en actividad clínica”. Sobre los informes de posicionamiento terapéutico (IPT), espera que “faciliten el acceso” a los fármacos innovadores.
El copago no contribuye a la sostenibilidad
Precisamente, capacidad de acceso es lo que resta el copago hospitalario. “De entrada, es una barrera a los medicamentos oncológicos y no creo que contribuya a la sostenibilidad”, opina. Se adhiere a la opinión ya mostrada al respecto por la SEFH y advierte de que no cree que sea una “medida útil”.
Por otro lado, ante la cada vez más próxima irrupción de anticuerpos monoclonales biosimilares, Mangues considera que “pueden suponer una oportunidad para la sostenibilidad”, siempre y cuando sean “eficaces, seguros y de calidad”.
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